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lunes, 20 de abril de 2020

Domingo 19 de abril

Pandemia de coronavirus, confinados desde marzo, seguro muchos estamos asustados porque
nuestra edad es de riesgo. Primera vez que se tiene la experiencia de vivir una pandemia minuto a
minuto, simultáneamente en la mayor parte de la tierra. Miramos durante semanas los cerros solo
por la ventana, lo mejor ha sido el silencio y la limpieza del aire de las ciudades, soñamos con que
además termine la sequía. Echo de menos los amigos subecerros y por eso se levanta la
cuarentena, después de 2 semanas no me es fácil abstenerme de partir para los cerros, más de
alguno llegará. Así fue, Francisco y Anne Marie, ya estaban con mascarilla e incluso con
escafandra Esperamos unos buenos minutos, quisimos llamar a Pancho que asegurábamos querría
estar ahí, pero lo dejamos descansar. Francisco y la Anne Marie quisieron compartir un sendero
que habían realizado la semana pasada, así es que los seguí, en auto separado para mantener más
de un metro de distancia.

Soledad
El sendero era en la Dehesa, la quebrada inmediatamente al oriente de Santa Martina, se parte
desde el colegio Montetabor, en Pie andino, pasamos bajo una reja, pues la puerta que da a la
quebrada estaba esta vez cerrada, es un sendero municipal que bordea lo que ahora, mirando
Google me entero se llama quebrada Las Hualtatas o Gualtatas, que viene de Santa Martina. Así
cerro arriba, muy suave, apto para realizar después del reposo de cuarentena, nos fuimos
encontrando con muchos ciclistas, familias enteras con niños y perros, un papá joven en bicicleta
que tiraba a su hijo de 2 años también en bicicleta, lamento que no salió la foto que le solicité.
Francisco exploraba preparando el camino para llevar a sus nietos en la semana, cruzamos varias
veces el estero y colocaba piedras para que sus nietos puedan atravesar. Tiene sorpresas este
lugar, árboles de formas raras, huesos de animales, restos de animales muertos hace poco, pero lo
mejor es que se llega a la conjunción de dos esteros, el Hualtatas y el Maqui, que viene de la
quebrada que vemos desde la virgen de las caballerizas, esto lo logro ahora distinguir en Google
maps satelital.

Francisco y Anne Marie
Al final hay un secreto, por pocos conocidos, Francisco el explorador lo compartió, una cascada del
Estero El Maqui, rodeada de piedras suavizadas por el abundante caudal que alguna vez las bañó
sin cesar, de todos modos ahora el agua nos refrescó en un día caluroso de abril y el relajante
sonido del agua nos acompañó gran parte del sendero.

Anne Marie en la cascada
A la vuelta, conversamos a la sombra de una plaza municipal otoñal preciosa, con escalones de
durmientes y rodeada de agapantos, cactus celestes, quercus rubra rojos, peumos con frutos
rojos, el suelo cubierto de semillas de peumo y hojas otoñales.

Anne Marie y atrás Francisco
Despedida con los codos y esperamos seguir caminando sanos y salvos, muchas gracias por la
compañía y el compartir.

Francisco y Anne Marie
(texto de Soledad Tagle)

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