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jueves, 20 de agosto de 2020

Día primaveral en Las Varas

 El jueves pasado fuimos cuatro varones a las Caballerizas y subimos hasta de mesa de picnic en la virgen.

Hoy llegaron seis: Pancho Balart, Soledad Tagle, Víctor Bunster, Francisco Toyos, Gabriel (yo) y .. la Rebeca Dominguez.
Aleluya ! Retorna nuestra queridísima amiga y firme miembro de los subecerros, que por cosas de la vida y las relaciones, no había podido venir. Se liberó de la traba y ha empezado a volver a ser parte de este grupo. Estábamos felices.

la Soledad con Víctor

Le preguntamos a ella adonde quería ir y señalo Las Varas. Para allá partimos; en varios autos.

Nos estacionamos y cuando empezábamos la caminata, un auto que venía bajando abrió la puerta nueva y por ahí nos colamos a instancia de Víctor.

tranque con agua

Llegamos al tranque que presentaba una buena dosis de agua, más un tubo que tiraba un buen chorro de agua al tranque, que venía de la canaleta más arriba. Nos quedamos estacionados mirando, disfrutando y conversando. Cada parada de este tipo, siempre duró mucho rato, observé yo, por lo que pensé que este grupo más disfrutaba el estar que el andar.

La Rebeca pidió una ruta suave, pues hacía mucho tiempo que no entrenaba, así que seguimos el camino de la torres, para después ascender por una calle, suave, que nos llevó a la canaleta, donde hicimos cumbre.

Soledad, Pancho y Francisco

Bastante agua, pura y helada, lleva la canaleta. La sentí al lavarme las manos en ella, después de comer un par de naranjas de Pancho.
Comimos varios tipos de frutos secos y reposamos sentados en piedras que estaban ubicados a la orilla de una vieja fogata en el lugar.
No nos queríamos ir de ahí; estuvimos mucho rato. Es el encierro y el contraste de estar en esos parajes, lo que hacía, pienso, que nuestro ser simplemente no se moviera.

Rebeca Dominguez

Conversé mucho con la Rebeca para ponernos al día, De sus hijos y nietos, que al parecer andan todos bien por la vida. Mucho artista y creativo entre ellos. Y nietos adorados por ella.

Nos fuimos adelante caminando y conversando y de repente miramos atrás y el resto venía muuy atrás. Llegamos a los autos y nos fuimos. Ojo, al llegar, un buen poco antes, había el botón que Francisco había pronosticado. Y mágicamente se nos abrió la puerta.

nuestra cumbre del día, a la orilla de la canaleta

Llego cerca de las dos a la casa, entendiendo que ese grupo lo menos que quería era estar de vuelta en nuestras casas.

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