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domingo, 13 de marzo de 2022

Primer día en los cerros bajo el gobierno de Boric

Siete llegaron al punto de encuentro, la casa de Pancho. El último que llegó, fue Pancho ..
Venían la Marcela y el Quique Molina. Como se atrasaban, los llamamos y el Quique me dijo que la Marcela había amanecido medio enferma, así que habían suspendido su participación. 
Están presentes la María Elena del Valle y la Consuelo Fuenzalida, próceres de este grupo, que ya poco nos visitan. Estaba además Pato Olguín, un amigo que hice caminando por las playas de Santo Domingo hacia la boca del río Maipo. Recogía basuras con un saco, cosa que me sorprendió y lo acompañé recogiendo basuras en ese primer encuentro. Es arquitecto, casado, con tres hijos, próximo a cumplir 50 años. Además estaba Pancho, Víctor, la Soledad Tagle y quien escribe, Gabriel.


Varios llevábamos nuestro litro adicional de agua, para nuestro arbolito apadrinado. Incluso Pato la traía, ya enterado de esta ritualidad nueva.
Este hecho, al menos en mi caso, seteó la brújula directo hacia nuestros arboles apadrinados en la cumbre aquella.
Hubieron algunas opiniones que querían algo más ambicioso, que al final significó ir a ese punto y luego el grupo se desmembrara, en tres que siguieron ascendiendo (María Elena, Consuelo y Pato) y cuatro que iniciamos el retorno.

Pato Olguín y Pancho

Varios en el grupo, alicaídos, afectados incluso, con el nuevo gobierno y la guerra en Ucrania. Otros en cambio, contentos y esperanzados, obviamente por el nuevo gobierno. Putin, no mereció mayores comentarios.

Dia despejado, de verano, calurosito. Naturaleza reseca, amarillenta, cafesosa, con mucho árbol muerto. Alguien dijo que aunque los arboles se vean muertos, algo bajo tierra, en el núcleo de las raíces, podía estar vivo y renacer si las condiciones lo permitían.


Ir a mi arbolito, o arbustito, agacharme a su lado y vaciar mi litro de agua en su base, fue un acto significativo. Pato buscando un árbol a apadrinar, se paró frente al mío y le dije rápidamente, no, ese es mío y siguió buscando otro. Esto empieza a generar una conexión con la naturaleza, a partir de la relación con mi árbol y con nuestros arboles, especial. Estamos desarrollando me parece una nueva conexión con la naturaleza.


Cuando ya iniciamos la vuelta los que no seguiríamos subiendo, yo adelante, observé a los tres que iban cerro arriba y al detenerme, alcanzaba a oír sus voces. Y mas adelante, ya cuando dejamos de verlos, aun hoy sus voces. Es impresionante como en los cerros viaje el sonido.

Disfruté el paseo con este grupo que se activa en los cerros, con el afecto de años que nos tenemos y da pie a conversaciones francas e incluso íntimas. 

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