
Que vamos a los Llanos de Javier (alguien lo empezó de tratar de santo), que si nos vamos al Alto del Naranjo, tendremos agua, que con los calores podríamos incluso bañarnos. Finalmente la

Toda esta conversación la hacíamos en la YPF, pasadas las 8 de la mañana de este domingo 23 de diciembre.
Se excusaron por viajes a balnearios, Mabel y María Elena. Saludos para ellas y espero estén ambas bien y disfrutando.

Partimos abriendo una exquisita y helada botella de champagne que trajo Pancho, junto a unos vasitos ad-hoc. Celebramos haciendo brindis y discursos emotivos y sinceros, destacando lo significativo para cada uno de este grupo y la instancia de encaramarnos por estos cerros, donde los rollos van quedando atrás y en las muchas horas que en definitiva pasamos juntos, conversamos de todo, incluso de los temas mas personales.

Nos entonamos, especialmente cuando le dimos el bajo a continuación a una botella de buen tinto. Tenemos que destacar un pan de pascua exquisito que hizo con sus propias manos la Consuelo, del cual no dejamos ningún gramo, en su hermosa bandeja, detalle de la gourmet.

Fue un memorable y afectuoso encuentro, debajo de un maitén (dato de la Consuelo) con vista a un pequeño laguito, lo que hizo de la instancia una bastante refrescante, pues la brisa, el agua de la canaleta a nuestras espaldas y la vista del agua al frente, hicieron el cuadro perfecto.

Encontré al grupo en el punto de separación de la canaleta, donde habían metido los pies y las cabezas al agua.
Bajamos por donde habíamos subido, sintiendo el calor del cajón sin viento hasta que en las vecindades del río la brisa nos devolvió las frescura.
Un día muy especial que no será muy fácilmente olvidado, sin dudas.