En cuarteto y en escala Mayor enfilamos hasta los cerros frente al Alto, hacemos una ruta nueva en territorio conocido. Somos cuatro: Gabriel, Pancho, la Mabel y yo. Ya desde temprano se huele a dia de movilizaciones para todos, "dia de votaciones". Hacer Patria suena hoy con menos fuerza y el ánimo de otros tiempos quedan en un recuerdo nostálgico después de tanta esperanza.
La primavera sigue haciéndo de las suyas con nosotros siendo privilegiados invitados a invadir estos cerros domingo a domingo. Es además una cuestión de conectarse y sentir la provocación de la naturaleza a despertar tal como dedales de oro que, a medida que pasa la hora se van abriéndo hasta mostrarse por completo realzando su belleza y esplendor.
Los cerros nos reciben con el tronar rebuzno de un burro enojado que alcanza a des-movilizar a Gabriel que cae al agua involuntariamente y en cámara l e n t a se afirma de su bastón pochoquero que salva la situación...testigos somos de un Gabriel hasta con el "ego" mojado....y aparece la palabra mágica RESILIENCIA
Hablamos en escala menor de la resiliencia y nuestra amiga Mabel nos cuenta de su propia experiencia que le ha tocado recorrer en su vida personal y familiar. Su relato nos conmueve y alegra constatar las muestras de valentía y entereza para afrontar y tomar decisiones que hoy le reportan sus frutos...ejemplo de su gran capacidad de resilienciA.
El paisaje con la altura se nos llena de hermosura, flores blancas, flores rojas, todas ellas nos rodean y nos hablan susurrando despertando los sentidos. Los oídos muy atentos y los ojos muy abiertos para alcanzar a enfocar bien la imagen para no marearse con tan espectacular panorámica ; que nos lleva nuevamente a la tonalidad Mayor.
Avistamos una cumbre, luego en otra nos quedamos compartiéndo no sólo la fruta y el chocolate, sino también la conversación sincera que brota de lo profundo apareciéndo la escencia de las personas. La permanente necesidad de estar dando explicaciones muchas veces a otro que crítica y cuestiona tu quehacer y tu estar en el mundo en un tono de intolerancia y discriminación, es el tema que nos pone Gabriel en la mesa en tono menor.
El entusiasmo de Pancho y Gabriel por liderar la bajada la definen con un ca-chi-pún que gana Gabriel que sin espera, parte rajado buscando la ruta más segura. Lo seguimos gran parte del trayecto hasta que la cosa se puso oscura, la Mabel atrevida en solitario busca su propia ruta olvidándo la tradicional fórmula de permanecer en equipo, cosa que preocupa al resto hasta encontrarla sin novedad en el camino.
Me queda claro que al parecer hay varios en este grupo con vocación de ruteros que tal como en estos períodos de crisis versus situaciones de pasajes peligrosos en los cerros, la intuición y el coraje venimos a ejercitar para convertirnos en dotados resilientes.
La primavera sigue haciéndo de las suyas con nosotros siendo privilegiados invitados a invadir estos cerros domingo a domingo. Es además una cuestión de conectarse y sentir la provocación de la naturaleza a despertar tal como dedales de oro que, a medida que pasa la hora se van abriéndo hasta mostrarse por completo realzando su belleza y esplendor.
Los cerros nos reciben con el tronar rebuzno de un burro enojado que alcanza a des-movilizar a Gabriel que cae al agua involuntariamente y en cámara l e n t a se afirma de su bastón pochoquero que salva la situación...testigos somos de un Gabriel hasta con el "ego" mojado....y aparece la palabra mágica RESILIENCIA
Hablamos en escala menor de la resiliencia y nuestra amiga Mabel nos cuenta de su propia experiencia que le ha tocado recorrer en su vida personal y familiar. Su relato nos conmueve y alegra constatar las muestras de valentía y entereza para afrontar y tomar decisiones que hoy le reportan sus frutos...ejemplo de su gran capacidad de resilienciA.
El paisaje con la altura se nos llena de hermosura, flores blancas, flores rojas, todas ellas nos rodean y nos hablan susurrando despertando los sentidos. Los oídos muy atentos y los ojos muy abiertos para alcanzar a enfocar bien la imagen para no marearse con tan espectacular panorámica ; que nos lleva nuevamente a la tonalidad Mayor.
Avistamos una cumbre, luego en otra nos quedamos compartiéndo no sólo la fruta y el chocolate, sino también la conversación sincera que brota de lo profundo apareciéndo la escencia de las personas. La permanente necesidad de estar dando explicaciones muchas veces a otro que crítica y cuestiona tu quehacer y tu estar en el mundo en un tono de intolerancia y discriminación, es el tema que nos pone Gabriel en la mesa en tono menor.
El entusiasmo de Pancho y Gabriel por liderar la bajada la definen con un ca-chi-pún que gana Gabriel que sin espera, parte rajado buscando la ruta más segura. Lo seguimos gran parte del trayecto hasta que la cosa se puso oscura, la Mabel atrevida en solitario busca su propia ruta olvidándo la tradicional fórmula de permanecer en equipo, cosa que preocupa al resto hasta encontrarla sin novedad en el camino.
Me queda claro que al parecer hay varios en este grupo con vocación de ruteros que tal como en estos períodos de crisis versus situaciones de pasajes peligrosos en los cerros, la intuición y el coraje venimos a ejercitar para convertirnos en dotados resilientes.
Tienes una cierta cosa poético rítmica en tu manera de relatar o contar, que me gusta. Buena la música también. Para mi fue el día del chapuzón y el día que conté a fondo lo mío, que agradezco quedó en el secreto nuestro de los cerros. Además la vuelta de la Mabel que ya hacía siglos que no veíamos por aquí; y el día que aparte de maravillarnos con sus historias de vida, casi se nos pierde en rodada.
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