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domingo, 12 de diciembre de 2010

Cóndores en la curva 32 del camino a Farellones

vista desde la altura de la curva 32
Tres somnolientos nos encontramos en lo que fuera la YPF a la entrada de Arrayán. Figurábamos cómodamente sentados en el auto de Pancho, conversando, donde ante la pregunta de adonde partíamos, surgió de Pancho la idea de la curva 32 llegando a Farellones, a ver los cóndores. Queríamos, la verdad, estar mucho sentado en ese auto; y así fue.

En el camino nos topamos con un piño de ganado que iba tomándose toda la ruta a Farellones, antes de las curvas, con varios huasos en la tarea e incluso una cuca de pacos adelante, guiando la faena. Vimos potrillos y mucho ternero chico. Hermoso y campestre encuentro. Pensé, siempre algo atractivo nos pasa en estos paseos.

Vero y Pancho con el destino de las Torres atrás
El día estaba hermoso. La noche anterior había llovido en Santiago, en este mes de diciembre. Las nubes se venían abriendo y había en esta mañana mucho más sol que nubes.
El aire traslúcido, la vegetación lavada, todo brillaba, bellísimo.

Llegamos a la curva 32 después de un plácido y bien conversado trayecto. Nos estacionamos y al bajarnos el frío me dio la bienvenida; y yo con mis pantalones cortos. Por suerte traje polar, pues sino me entumo.

Tomamos la ruta que bordea hacia las torres de celulares, han de ser, hacia el sur-este; en la dirección a Santiago. Pasamos sin dificultad un cerco y seguimos un sendero bien marcado. Poca vegetación; baja.



Caminamos en travesía casi todo el tiempo. Subidas y bajadas suaves. De repente llegamos a un punto en que apareció el risco y la vista hacia el norte. Nubes en movimiento estaban a nuestra altura y hacia abajo. El espectáculo era notable; ahí nos quedamos extasiados contemplando. Filme un corto de lo que veíamos.

hielo en las hojas
Mucha flor en el camino. Muchas veces nos detuvimos a mirarlas más de cerca y en algunos casos hasta fotos les sacamos. Tanto les gustaron a la Verónica, que quedó de volver con su Carlos y máquina fotográfica, a puro sacarle fotos a las flores silvestres.

Las vueltas del camino eran hermosas. La ruta fácil, cómoda. Surgieron iniciativas de invitar a nuestras parejas; incluso de hacer por estos lados el ágape de cierre de año. El lugar bello; el aire traslúcido. Surge la primera ave que podía ser cóndor, pero no.

flor de unos cactus a rás de piso
Llegamos a las torres. Recorrimos sus instalaciones, los escombros por aquí y por allá. Estas son las telefónicas que han invertido en todo esto, para que nuestros celulares funcionen en todas partes. Un motor a bencina andando; un cubo de 1 m3 de bencina ahí, tirado. Cables de electricidad que llegaban a este punto, pero igual el generador a bencina.

Nos instalamos en una roca, un hermoso mirador hacia la zona de Yerba Loca y la mina Disputada. Ahí nos comimos las naranjas de Pancho y unos duraznos de la Verónica.
Las nubes parecieron de repente que nos cubrirían, así que rápidamente nos las emplumamos. Nunca llegaron esas nubes a hacernos mella.

vista a Farellones desde las Torres
Desde esa roca divisamos a cierta distancia una pareja de cóndores que con sus alas extendidas remontaban las corrientes ascendentes. Otro espectáculo.

En la ruta de vuelta paramos en un punto a hacer un instante de meditación, meditación contemplativa podría decirse. Pues después de un buen rato de silencio del grupo, emerge desde la izquierda el silbido del aire roto por un enorme cóndor que pasó a unos cinco metros de nuestras narices, deslizándose con su lomo blanco, majestuoso. Guau, que maravilla ! Fue el regalo magnífico del día. El cóndor siguió en línea recta a encontrar a su pareja que había pasado antes a más altura y que solo Pancho había divisado, pues él en vez de meditar se había recostado de espaldas a descansar.

Pancho y Verónica en la contemplación del paisaje
Llegamos al auto y a Santiago, en una viaje cuidando de no atropellar a la gran cantidad de ciclistas que transitan por esta ruta, escuchando una curiosa y grata música de Pancho, en una placidez y deleite que señalamos ya al llegar al lugar donde nos esperaban el resto de nuestros autos.

(+ fotos)

3 comentarios:

  1. Estábamos meditando cuando pasó.

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  2. Anónimo10:14 p.m.

    Hermoso lugar, fue un bello paseo, los condores que divisamos estuvieron magnificos. Hechamos de menos la presencia de la Rebeca, que cuento aparte espero que haya disfrutado su presentacion de hoy junto a toda su familia.

    Vero

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