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lunes, 15 de septiembre de 2014

Suave por las Varas

Por alguna razón, me quedé dormido. Despierto a las 8:30 y llamo a Pancho, que ya está en el punto de encuentro. Irían a Las Varas, así que apuré el paso y allá los encontré, ya andada una cuadra, después de pagar mi luca quinientos de la entrada.

Yo creo que esperaba un día de lluvia, como había sido buena parte del día anterior y jamás pensé que iba a amanecer totalmente despejado, un día luminoso, con el aire traslúcido, como pocos.

Pancho en la delantera
El paisaje estaba glorioso, aparte del verde del suelo, con puro pasto nuevo. Mucho pájaro cantando, brisa soplando. Exquisito.

Eramos cuatro, Pancho, Eugenio y la Isabel y yo, Gabriel.

Eugenio, Isabel y Pancho, en el tranque
Llegamos al tranque que tenía agua. Recuerdo la última vez que pasé por ahí, estaba completamente seco. Ahora había un buen stock de agua, quizás un tercio de un lleno total.

Isabel, más atrás Eugenio
Seguimos por la calle hacia el norte, sin tomar la ruta de ascenso. De repente tomamos una variante de ascenso, que según Pancho iba al Alto del Naranjo. Pero llegamos hasta unas ruinas de una casita o refugio, donde nos instalamos a comer las mandarinas de Pancho y pasas de Eugenio.

Gabriel, Pancho y Eugenio
Conté de mis cursos por Internet. Primero, el de China, con la guerra del opio, que fue el tema de la última semana, donde me enteré que Inglaterra, defendiendo a sus súbditos traficantes, humilló a ese imperio con una derrota aplastante, más un tratado de miedo. Bien fea esa historia para los ingleses, mis antepasados. Aparte de que fue ahí que se hicieron de Hongkong en 1842.

una vista increíble del Plomo
El otro curso, el de la felicidad, pasó a ser tema. Claramente lo que estábamos haciendo ahí, tanto por el ejercicio, como por el contacto con la naturaleza, como por la parte social, era un súper momento de felicidad.
Derivamos por senderos extraños, de las conductas correctas, o deber ser, hasta el mensaje de Jesucristo, por parte de Eugenio.

Gabriel, Isabel y Pancho (foto sacada por Eugenio)
Bajamos temprano, por compromisos que teníamos varios. Grato descenso, en que nos pasaron una cuadrilla de baqueanos de a caballo, con su perros.

Grato y ameno paseo, intensamente disfrutado.

2 comentarios:

  1. Chiquillos, qué subida más buena la que han tenido!! El núcleo mismo del grupo!!!
    Los echo de menos y tengo muchas ganas de ir de nuevo con ustedes!!
    Un abrazo y nos vemos luego,

    Paula

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  2. Anónimo8:11 p.m.

    Isabel,

    Idola acompañando a este grupo de varones que hace semanas estaban sin compañia femenina.

    Yo estaba en Concon, tambien con un dia expectacular. De hecho se veia en forma muy nitida el Aconcagua.

    Saludos,

    Francisco

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