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domingo, 19 de octubre de 2014

Con visitas notables al Huinganal

Día despejado después de un día cerrado, en que en la tarde hasta gotas cayeron. Excelente para salir a caminar a los cerros alrededor de Santiago, que están en todo su esplendor primaveral.

Isabel, Pancho, Consuelo, María Elena, Gabriel y Jeannie
Oh sorpresa, llegan dos viejas amigas, socias fundadoras de este colectivo subecerros, la Jeannie y la María Elena.
Además llegan Pancho, la Isabel, la Consuelo. Víctor Bunster y yo, Gabriel.

ves lo florido de los cerros ?
La Jeannie pide hacerlo fácil, pues retoma desde hace tiempo esto de los cerros. Partimos a las caballerizas, al Huinganal.
Dejamos buena parte de los autos en el estacionamiento del Líder, poco más abajo y nos vamos en el nuevo auto de Pancho y en el de la Consuelo.

Pancho, sentado Víctor, Isabel, Jeannie, Consuelo y Gabriel
Camino en auto, nos topamos con miles de ciclistas, caminos cortados (que pudimos pasar), hasta carabineros. Habría una carrera que pasaría en su último tramo, por donde nosotros subimos. Al final nunca los vimos, salvo oir a lo lejos algo de altoparlantes animando la cueca.

a la sombra del quillay
Me entero, por Víctor que la nuez moscada era santo remedio para las alergias primaverales (link). No lo sabía.

Subimos por el lado o la ruta más de la izquierda, por donde mismo pasarían los ciclistas, con motos que revisaban el terreno o daban instrucciones a las personas ubicadas en la ruta para apoyar la carrera.
Poco más allá, tomamos la ruta de ascenso, dejando la zona de la carrera.

en fila india, en la bajada
Conversas privadas, significativas algunas de ellas, fueron el ingrediente de este día, al menos para mi.
Descansamos en el quillay que ofrece una excelente sombra, observando a las vacas y terneros que disfrutaban del estupendo pasto ahora disponible, plagado de flores. Hinchadas o embarazadas, nos parecieron las vacas.

Llegamos a nuestro lugar de cumbre, que incluye mesa y gruta. Esta vez quedé sentado de espaldas al valle, de frente a estos cuatro:

Pancho, Isabel, Jeannie y Victor
Hablábamos en ese momento, creo, sobre como a cada uno le había impactado lo del cura O'Reilly. Tremendo. La mayoría de los presentes va a misa, salvo yo y otra. Les duele y les preocupa. Pero lo peor es esta como ceguera de la superioridad institucional y en algunos casos, la sabida protección de los bandidos. Inaceptable. Incluso algunas enojos más fuertes por ello.

Pancho y la Jeannie
Comimos ricas naranjas, maní y pasas, mandarinas y un par de envasados nutritivos.

María Elena en la puerta que le gsutó
De vuelta seguimos la vuelta al cerro y bajamos por la parte empinada. La María Elena adelante, detrás la Jeannie, como aviones de carrera. Pancho y yo, a duras penas tras sus pasos.
Llegamos a los autos y como 10 minutos después llegaron la Isabel, la Consuelo y Victor.

Pancho y la María Elena
Un rico paseo, con espero no esporádicas notables visitas.

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