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domingo, 16 de noviembre de 2014

Por la ruta de Antawaya

La Jeannie propone hagamos la ruta sugerida en el Potrerito por Fernando Saavedra, persona mayor, con la que nos encontramos mientras bajaba cantando en solitario. Y que resultó ser pariente mio.
Por la Ermita y en esa nueva instalación de eventos, a la izquierda.

preparándonos para partir
Y para allá partimos, los 8 que éramos, en dos autos: Claus, la Jeannie, la Lily y Manuel José, Pancho, Eugenio, Dirk y yo, Gabriel.
Decidimos entrar, pagando la luca x persona que cobran en ese portón con llave.
Luego nos arrepentiríamos de haber ido en el nuevo auto de Pancho, por lo bajo y por los topones que ocurrieron por lo irregular del terreno en varias partes.

cartel del desvío
Dejamos los autos donde está el cartel que indica Antawaya, The Spirit of Togetherness, en inglés.
Al poco andar, un estero, sin puente.
allá al fondo ando buscándole el lado
cruzando el estero
Las formas de cruzarlo fueron diversas. Desde yo que encontré una vía que saltando piedras, logré pasar, hasta otro que medio metiendo las patas al agua y Manuel José, que simplemente se sacó los zapatos y pasó mojándose los pies, a pata pelada.

ahí van la Lily y Eugenio
Poco más allá nos internamos en las instalaciones de Antawaya, que me dejaron bastante impresionado; gran despliegue de facilidades, para trabajos institucionales, de capacitación y coaching, me pareció a mi.

Manuel José en su forma de cruzar más original
Anduvimos como Pedro por su casa, por las instalaciones de Antawaya, en propiedades y bienes ajenos; así me pareció a mi. A la vuelta eludimos entrar a todo ello, por un camino que iba por arriba. Igual fue una buena oportunidad de conocer todo eso; ningún cuidador a la vista. Cuidado.

dejando las instalaciones de Antawaya
En nuestro paso por Antawaya, vimos el despliegue de instalaciones, con recintos cubiertos, aparatos para ejercicios, y puentes sobre el río, claramente para ponerte en algún aprieto.
Se notaba que había habido jaleo, fiesta, la noche anterior o el día anterior. Lo que me llamó la atención es que nadie había, o simplemente dormían en una infinidad de carpas cerradas. Podría haber habido gente adentro.

terreno más boscoso
Seguimos por el camino, hasta pasar un auto estacionado, que terminó siendo de Fernando Saavedra, como vaticinó la misma Jeannie.
Poco más allá el camino se transformaba en sendero, bien traficado.

en fila india
Nos llamaron la atención la cantidad de flores en los cactus; una enorme efervescencia florida. Algunos metieron sus narices en esas flores para conocer su aroma exquisito.

Pancho post pasada por Antawaya
El paisaje hermoso, con el ruido fuerte del río que va más abajo, con bastante caudal. A medida que avanzamos, nos vamos internando en casi bosques de árboles más grandes; árboles que se han conservado, que no han sido arrasados por nosotros, los humanos.

cactus en flor
Vimos un par de casas, o mediaguas, cerradas, una de ellas abandonada. Alguien intentó vivir por estos lados.

avanzando
Cruzamos vertientes, donde algunos cargaron sus cantimploras o botellas mas bien.

Fernando Saavedra, sus dos acompañantes, Dirk y la Jeannie
Fernando y sus acompañantes
Finalmente llegamos a lo que sería nuestra meta. Una mesa con banquetas nos esperaba. Ahí nos sentamos a compartir las frutas y frutos secos que varios llevaban. Y a conversar. Claus nos dio una clase magistral de sus sofisticados anteojos.

Eugenio, flor de cactus y río abajo
Estábamos ahí, cuando aparece Fernando Saavedra, bajando, con dos acompañantes jóvenes. Un nieto, de apellido Balbontin, cineasta y supongo, su pareja, música.
Un grato, afectuoso y gracioso intercambio con ellos. A estas alturas ya somos, aparte de pariente con él, requete amigos.

vista de la quebrada
Nos volvimos a topar en el cruce de río, donde la Jeannie y Pancho, lograron que los pasaran en auto el río.

foto trucada
Un muy grato paseo, por una nueva ruta, que sospecho repetiremos muchas veces.

2 comentarios:

  1. Anónimo10:29 a.m.

    El estero que cruzaron es el Rio Covarrubias. El estero que iba al lado de ustedes un poco al norte, por todo el trayecto, es el Rio Molina.
    Saludos,

    Francisco

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  2. Lindo paseo, los echo de menos, y demás esta decirles que les mando un gran abrazo a todo el grupo, incluso a los que no estuvieron.

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