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lunes, 20 de abril de 2015

De la casa de don Melchor a la cumbre de los Secretos

Día más bien fresco. Algunos no se sacaron el polar o chaleco en todo el trayecto. Nubes altas, sol visible a través de ellas, de a ratos.

don Melchor dándonos las indicaciones de la ruta
Llegamos a la Shell, Víctor, Eugenio, la Isabel, la Paula, la Soledad Tagle y yo, Gabriel.
Destino: una ruta que nos había indicado Fernando Saavedra, entrando por la Ermita, justo pasada la casa de don Melchor.
Hablamos con Melchor, nos encontramos con él y nos dio las indicaciones de la ruta.

la Isabel punteando; Víctor la sigue
La cosa parte por un camino casi de autos; un buen tramo de ello. Luego la cosa se transforma en un sendero, bien marcado.
A nuestra derecha va siempre el cerro de los Secretos.

Soledad, Paula Gabriel y Víctor, en la parada de cumbre
Pasamos una zona de alta pendiente, con rocas en la base, que claramente había sido intervenida hacía poco tiempo, facilitando el paso humano. Fernando Saavedra me había dicho que le había pedido a don Melchor que arreglara una pasada difícil. Pensamos que había sido esa.
Yo pasé con el nervio propio del susto de saber que si resbalas, llegas hasta abajo y con daños mayores.

portezuelo Saavedra
Quizás esa dificultad hizo que la Isabel desistiera de seguir en un cierto punto, donde se quedó, a la espera de nuestra vuelta.

algo le muestra la Soledad a Víctor
Seguimos subiendo, con más pendiente y bonita vegetación, con panoramas, vistas, apreciadas por varios.
Hasta que llegamos a 50 mts de la cumbre de los Secretos, a su misma altura,  y ahí hicimos nuestra detención de cumbre.
Comimos alimentos varios, uvas entre ellos, aportadas por Víctor y abrimos la conversación de qué hacíamos.

atrás Víctor
Animado debate, hasta que al final solo Eugenio optó por volver al rescate de la Isabel y el resto optamos por alcanzar la cumbre de los Secretos y bajar por la ruta de ascenso a esa cumbre.
Nos despedimos de Eugenio y en un grupo de cuatro seguimos andando.

en ese descanso fue donde se quedó la Isabel
Cerro poco transitado, el cerro de los Secretos. Las huellas inexistentes. Bajamos por partes con alguna dificultad, con algunas quejas del grupo, de si no andábamos perdidos.
Finalmente llegamos a la torre de alta tensión, donde el paso en la cerca había sido reforzado, incluso con pedazos de cactus, amarrados entre los alambres de púa.

este perro fue compañía permanente; se está comiendo una manzana
Logramos pasar, apoyados en el poste de alta tensión, uno por uno, ayudándonos en la bajada al otro lado.
El resto fue caminata plana, por caminos bien marcados.
Falta decir que en la parte justo después de pasar la alambrada al salir del camino pavimentado, el terreno fue intervenido por maquinaria pesada, donde demarcaron una calle de tierra para autos.

Eugenio; atrás la cumbre de los Secretos
Terminamos haciendo una larga vuelta, con una buena dosis de ejercicio, en una ruta innovadora, que partía por una ruta dateada por Fernando Saavedra y el buen trabajo de don Melchor, por las indicación de Fernando.

Soledad, Paula y Victor
Buen día, buena ruta, buen ejercicios y un buen grupo.

Gabriel

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