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martes, 24 de noviembre de 2015

Plaga de cuncunas y mariposas en el Huinganal

Para llegar al punto de encuentro, hubo que pasar por entre medio de miles y miles de ciclistas que se aprestaban para correr por la ruta a Farellones. Los que nos encontramos ese día decidimos que el camino a Farellones no sería nuestro destino, así que nos fuimos a las caballerizas del Huinganal.

Víctor, Marisol, Soledad, Consuelo, Kiko y Dirk
Eramos ese día Dirk (el tío Dirk, pues llegó con su transporte escolar), Víctor, la Marisol, que apareció después de mucho tiempo, la Consuelo, la Soledad, Francisco (Kiko) Schmidt y yo, Gabriel.

flor blanca
Dirk pidió que hiciéramos primero la parte escarpada, pues prefería subirla que sufrir los resbalones de la bajada.

mirando la plaga de cuncunas
la Consuelo
Ya arriba, nos llamó tempranamente la atención, la cantidad de cuncunas que caminaban por el piso; plaga.
Poco más allá la plaga era de mariposas, lo que no era algo feo, sino al contrario, precioso. Muchas veces nos detuvimos a contemplarlas y varias veces pudimos acercarnos a ellas casi hasta tocarlas.

mariposas con esta, por miles
El día estaba exquisito, pues hasta medio nublado estaba. Eso lo hacía fresco, al punto que cuando paramos en la mesa con banquetas arriba, varios nos pusimos chalecos y polerones, por un poco de frío en la brisa.

Marisol, Dirk y Víctor
La primavera está a todo dar. El pasto verde y crecido. Temo los incendios cuando todo esto se seque. Flores por todos lados y los animales que pastaban gordos.

ya parándonos de la mesa
En la mesa donde descansamos y comimos, el humor estuvo chispeante. Le ofrecíamos churrascos tomate mayo a los ciclistas que pasaban y bromeábamos en la conversación sobre la alimentación vegana, que no comen de nada que tenga ojos, si se podían comer huevos de gallinas ciegas.
No se, me da la impresión que el que contagia con este humor es el Kiko. Bienvenido pues, él.

Víctor, Kiko y Soledad
arbusto con flores amarillas

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