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jueves, 19 de noviembre de 2015

Potrerito con muchas flores

Llegamos cinco a la bomba Shell en el nuevo horario de las 8:30, José, la Soledad, la Anne Marie, Dirk y yo (Eugenio). Igual esperamos un tiempo prudente por si venía algún retrasado.
Propuse irnos al Potrerito que intuíamos estaría muy verde dada la época del año y lo variable de la primavera.

José, Dirk, la Anne Marie y la Soledad
El "tío" Dirk ofreció generosamente la liebre Toyota amarilla así que nos subimos a ella y, cual escolares partimos, dejando los autos estacionados donde siempre.
Se nos hizo largo el camino, en un momento Dirk pensó que nos habíamos pasado, pero finalmente reconocimos la casa de piedra y el ensanche del camino donde estacionamos siempre, frente a la subida.

en plena danza de paneuritmia
Una gran cantidad de flores en el sendero nos llamó la atención, también la gran cantidad y variedad de tipos de mariposas, algunas típicas de alas anaranjadas, otras amarillas, blancas, algunas mas chicas de color café claro, en fin, se ve que esta primavera con las lluvias intermitentes que hemos tenido en estos meses han hecho brotar muchas plantas que quizá otros años florecían con menos intensidad.

José, la Anne Marie y la Soledad; Potrerito detrás
Algunos problemas con la orientación nos hicieron dudar de cual sendero seguir en determinados lugares, sin embargo después de una rica caminata llegamos a la planicie superior: "el Potrerito".
Un piño de vacas con algunas crías nos vieron llegar y sigilosamente se desaparecieron.

Añadir leyenda
Anne Marie nos propuso hacer una danza de paneuritmia (había llevado su parlante) así que, luego de una breve explicación del significado de cada uno de los movimientos, nos pusimos en círculo y comenzamos la danza en ese paisaje precioso con algunas nubes bajas que se enredaban en los cerros y otros sectores bien despejados.

Potrerito
Terminamos con una segunda danza mas breve en que después de una especie de reverencia, se salta y aplaude. Muy rica la experiencia, el lugar, el silencio, el paisaje, el cielo, los cerros colaboraron en lo rico que fue.


La Soledad no conocía el lugar y estaba impresionada por su belleza. El suelo del Potrerito estaba tapizado de una flores blancas y moradas muy chicas y casi planas que formaban manchones grandes entremedio de las galerías que excavan los "cururos" y de una maleza que le llaman  "correhuela".
A lo lejos distinguimos el pueblo de Farellones así que calculamos que estaríamos mas o menos a la misma altura.


Nuestro objetivo ahora era un roquerío que se ubica al norte de la planicie, así que para allá partimos.
Subimos por la izquierda, lado poniente, entre medio de un pequeño bosque y mucho matorral bajo, hasta que llegamos a un pequeño plano, justo al lado del roquerío, donde hacia el poniente hay una quebrada casi vertical.


Dirk recordó que estando en ese mismo lugar nos encontramos por primera vez con Fernando Saavedra, gran personaje de avanzada edad, que recorre solitario los cerros cantando a voz en cuello tonadas mejicanas y otras por el estilo.


Nos pusimos a la sombra y compartimos lo tradicional: unas naranjas y algunos frutos secos.
Como a las 12 empezamos el regreso.
Entremedio de unos árboles nos topamos con el piño de vacas que se habían escondido de nosotros al vernos llegar.
Nuevamente en la bajada gran cantidad de mariposas gozando con las flores silvestres.


Antes de abordar la liebre escolar de "tío" Dirk, en pleno camino, Anne Marie nos guió unos ejercicios para elongar la musculatura, los operarios de la mina que pasaban a esa hora en buses, de bajada, nos quedaban mirando mientras elongábamos concentrados.


En el camino de vuelta, nos quedamos  maravillados por los enormes manchones de dedales de otro que tiñen de naranja los cerros.
Muy rica caminata.

(texto y fotos de Eugenio Lagos)

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