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domingo, 9 de noviembre de 2008

El viento, el ser y las sensaciones del agua


Hoy, llegamos solo tres: la Consuelo, Pancho y yo, Gabriel.
Nos fuimos a la base del Alto del Naranjo, pero arrancamos en el primer canal hacia la izquierda por su cauce, aguas arriba.

La Rebeca nos llamó diciendo que se recuperaba de un mal al estómago. Igual nos acompañó con la mayor conciencia que ella nos ha ido infundiendo, de atender a los sonidos. Y los sonidos del día fueron el agua, que sorpresa bajaba por la primera quebrada, regalándonos una pequeña cascada ahí el las rocas escarpadas. Y, el viento; tuvimos bastante viento, fresco, que nos refrescó y alegró un día que posiblemente habría sido más caluroso.

Hoy nos regalamos conversaciones profundas, íntimas, reflexivas. La verdad es que lo que más valoramos de estas subidas, quizás especialmente cuando somos pocos y de un núcleo que nosotros sabemos cuales son, esas conversas que se pueden dar. Conversas de contarnos la firme de en que y como andamos.

Hablé de la psicología de la felicidad, de un posteo que había publicado recién ayer en mi blog. En definitva, de como estar mejor a pesar de estar bien. Un tipo de trabajo que normalmente no se contrata, pero que empieza a entrar, incluso desde el coaching.

Conversamos en estos parajes, donde allá a la derecha empieza a aparecer la cascada que baja de vallecito. Flores a ras de suelo, de un amarillo intenso, alegran la vista. Mosquitos en abundancia, en tan rico escenario de flores, nos maltratan sacándonos nuestros jugos. Algunas reacciones alérgicas amenazan, especialmente a la Consuelo.

Pancho nos sorprende con una historia increíble en sus clases en la universidad. Este gerente de empresa, con sus años ya, sorprende al profesor de TI, de tecnologías de la información, preguntándole como esa aplicación, la que fuera de la que estaba hablando, afectaba el tercer chacra de la persona usuaria de este, que tanto nombraba sin ningún relieve de sus diversas capas del ser, que el simplemente ser un usuario de la aplicación. Me imagine al pobre profesor y la cara que Pancho intento describirnos, sin saber que hacer con este borde inesperado de su clase.

Hablar, conversar, decir cosas relevantes que nos pasan. Produce un fenómeno de ser parte con otros de nuestros asuntos y descansar o compartir la búsqueda del como. Aprender con otros. Ser con otros. Y en los cerros.

El tema tenía que ver con la pregunta del qué somos. Un tema postergado salvo en las mentes de los especialistas. Hoy pareciera que se hace necesario poner mas atención a nuestra naturaleza, acerca de las emociones que nos habitan, la mente que nos posee, las capas (seis dice Pancho) que nos constituyen: el cuerpo, la bioquímica, las emociones, las energías, los chacras, las dimensiones mas sutiles.

Hoy, los baños empiezan a aparecer en la mente de este creativo, como espacio de ser, de posibilidades para el ser y vemos luces, aromas, chacras, sensaciones ...

Bueno, se nos hizo tarde distraídos en nuestras conversaciones, sentados en un risco de la subida que resolvimos bajar por las misma ruta de ascenso.

En la bajada decido darme un chapuzón en el estero, en un pozón de aguas cristalinas y frescas. Un deleite. Pancho me grita desde arriba en la canaleta, haciendo señas de querer sacarme una foto en cueros como estaba.

Un día de brisa, conversación y reflexión profunda de amigos.

2 comentarios:

  1. !Qué ràpidez Gabriel para postear! Se nota que ya tienes mucha práctica.
    Me gustó mucho volver a escuchar tu voz en el subecerro. Mientras leía, no sólo imaginaba la caminata, sino que también me dió pena haberla perdido, pero me alegra que se hayan fijado en los sonidos.

    Buena la canción.

    Además tu posteo me llevó a otras lecturas a tu blog y al final llegué hasta Angel Parra, el hijo de la Violeta.

    un abrazo

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  2. Hola Gabriel
    Para mi los cerros es como movilizarme al Oraculo y poder conectarme con mis grandes amigos.
    Me emociona tu coneccion con todo lo que pasa en los cerros, tu maestria para describirlo y tu entrega a este grupo; que se siente.
    Felicitaciones por cada uno de los buena onda.
    Francisco Balart

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