
Vamos desmenuzando. La invitación – que Rebeca mandó principiando la semana - prometía un paseo tranquilo y relajado, que incluiría una celebración findeañera in situ. A la Terpel puntualmente

Decidimos hacer el mismo recorrido que Pancho, Gabriel y yo habíamos hecho la semana pasada, por ser un paseo suavecito (la Rebeca aun estaba lesionada), por ser harto lindo y porque incluía para los

Ya llegados a esos pagos, se nos unió el Lipigas, el vivaracho y simpático perrito de raza misteriosa que ya nos había acompañado el domingo pasado. No se nos despegó más el moreno.

Íbamos comenzando recién la marcha pero parece que los ánimos no estaban mucho para caminata, sino que de llegar luego al río y empezar con el comistrajo y el brindis. Tanto así que hicimos dedo al primer camión que pasó. Nos avanzó varios metros. Podrían haber sido más pero alguien le chifló al perro, el chofer pensó que queríamos bajarnos y hasta ahí nomás duró el acarreo. No

El calor se hizo sentir desde temprano, mal que mal, el verano había empezado oficialmente pocos días antes. Seguimos el camino que va bordeando el río por lo alto. Una preciosura los paisajes; potreros en los más variados tonos de verde, muchos árboles y todo tipo de animales:

Pronto decidimos dejar hasta ahí nomás la caminata y bajar al río. La pierna de la Rebeca estaba mandando avisos, bastante esfuerzo había hecho ya. Nos metimos por un portón cerrado con candado, en evidente violación a la propiedad privada. Nos salió un hombretón, que

Nos pusimos a buscar un lugar donde instalarnos. Idealmente, debía tener arena, rocas donde sentarse, un arbolito con sombra, el agüita cerca (ojalá un pozón) y estar lejos de las abejas. Alguna otra cosita? Pronto debimos conformamos con

Pero la celebración empezó igual. Pa´l mastique hubo de un cuanto hay, verbigracia, mariscos en conserva que trajo el Pancho, maní salado, un quesito Camembert con galletitas que llevó la Rebeca y un sublime pan de pascua preparado por las propias manos de la Consuelo. Y pa´ la sed y la calor,

Cuando el calor ya fue mucho, Gabriel decidió bañarse. El no haber traído traje de baño no fue impedimento porque - cual Adán en la fuente del paraíso - se metió al río y chapoteó de lo lindo. Las mujeres

Ya terminado el baño, agotadas las provisiones y limpiado cuidadosamente


Así fue el último paseo del año, muy lindo y entretenido, como seguramente serán los que nos esperan en el 2010. Feliz año a todos.