El del domingo pasado fue un paseo singular, mezcla de día de campo con paseo de curso. De montaña tuvo poco (más bien fue de potrero) pero igual estuvo harto bonito y entretenido.
Vamos desmenuzando. La invitación – que Rebeca mandó principiando la semana - prometía un paseo tranquilo y relajado, que incluiría una celebración findeañera in situ. A la Terpel puntualmente llegamos Rebeca, Consuelo, Gabriel, Pancho y yo, más César y Martín que habían andado medio desaparecidos, pero que a la voz de festejo se asomaron raudamente.
Decidimos hacer el mismo recorrido que Pancho, Gabriel y yo habíamos hecho la semana pasada, por ser un paseo suavecito (la Rebeca aun estaba lesionada), por ser harto lindo y porque incluía para los valientes la posibilidad de un remojón en el río. Cerro Los Retamos se llama el lugar, de eso nos enteramos más tarde por César.
Ya llegados a esos pagos, se nos unió el Lipigas, el vivaracho y simpático perrito de raza misteriosa que ya nos había acompañado el domingo pasado. No se nos despegó más el moreno.
Íbamos comenzando recién la marcha pero parece que los ánimos no estaban mucho para caminata, sino que de llegar luego al río y empezar con el comistrajo y el brindis. Tanto así que hicimos dedo al primer camión que pasó. Nos avanzó varios metros. Podrían haber sido más pero alguien le chifló al perro, el chofer pensó que queríamos bajarnos y hasta ahí nomás duró el acarreo. No quedó otra que seguir caminando (bueno, se supone que a eso habíamos ido, no?)
El calor se hizo sentir desde temprano, mal que mal, el verano había empezado oficialmente pocos días antes. Seguimos el camino que va bordeando el río por lo alto. Una preciosura los paisajes; potreros en los más variados tonos de verde, muchos árboles y todo tipo de animales: caballos, vacas, pájaros. Harto tráfico había también; bicicletas, autos y hasta motos nos cruzamos.
Pronto decidimos dejar hasta ahí nomás la caminata y bajar al río. La pierna de la Rebeca estaba mandando avisos, bastante esfuerzo había hecho ya. Nos metimos por un portón cerrado con candado, en evidente violación a la propiedad privada. Nos salió un hombretón, que resultó ser de buen corazón y amplio entendimiento, que hasta nos indicó por donde bajar para evitar las colmenas que había más abajo.
Nos pusimos a buscar un lugar donde instalarnos. Idealmente, debía tener arena, rocas donde sentarse, un arbolito con sombra, el agüita cerca (ojalá un pozón) y estar lejos de las abejas. Alguna otra cosita? Pronto debimos conformamos con quedarnos junto a unas rocas y la poca sombra que había se la adueñó rápidamente el Lipigas.
Pero la celebración empezó igual. Pa´l mastique hubo de un cuanto hay, verbigracia, mariscos en conserva que trajo el Pancho, maní salado, un quesito Camembert con galletitas que llevó la Rebeca y un sublime pan de pascua preparado por las propias manos de la Consuelo. Y pa´ la sed y la calor, champaña (espumante mejor, para que no nos demanden los franceses), pisquito sour bien helado y hasta vinito tinto (que lo vi pasar nomás porque creo que ni se abrió).
Cuando el calor ya fue mucho, Gabriel decidió bañarse. El no haber traído traje de baño no fue impedimento porque - cual Adán en la fuente del paraíso - se metió al río y chapoteó de lo lindo. Las mujeres presentes, por respeto y decencia, preferimos no mirar. Pronto se entusiasmaron la Consuelo y la Rebeca (con traje de baño, eso si) y cual náyades desafiaron las heladas aguas del río. Algunos más púdicos (como la que escribe) nos limitamos a mojarnos las patitas.
Ya terminado el baño, agotadas las provisiones y limpiado cuidadosamente el lugar (los subecerros son ecológicos, sepa usted), emprendimos el regreso por el mismo camino de la ida. Algunos cansados (no sé de qué) y también avispados (la única con justificativo era la Rebeca) hicieron la última parte del recorrido a bordo de una camioneta a la cual hicieron dedo. Los demás, como dignos y esforzados Subecerros, llegamos caminando como Dios manda hasta el auto.
Así fue el último paseo del año, muy lindo y entretenido, como seguramente serán los que nos esperan en el 2010. Feliz año a todos.
Bravo Carmen Gloria ! Amena escritura tiene usted señora, que la lectura y las imágenes de las escenas se van alineando tal y como fue el hecho mismo.
ResponderBorrarMe aboco ahora a poner las fotos para adornar el texto.
Felicidades a todos y los mejores deseos para el próximo año !!!
Muy buen relato Carmen Gloria, te felicito. Obligado a mirar el diccionario para descifrar alguna palabra: "Náyades, en la mitología griega eran un tipo de ninfas acuáticas".
ResponderBorrarTambién buenas las fotos. Gran fotografo llevaron ;)
Feliz año nuevo a todos!!!
César
Felicitaciones a la posteadora que con mucha gracia y soltura va relatando los sucesos y estos aplausos también van para el fotografo Cesar.
ResponderBorrarLo pasamos muy bien, chuta y tuvimos que mirar la foto de Gabriel en cueros.
Las mujeres sacamos la cara siempre:
1.-Los mejores posteos
2.-Los mejores panes de pascua
3.-Las mejores caídas
etc, etc....
Un excelente recuerdo del último paseo del 2009. Felicitaciones Carmen Gloria una vez más por tu relato. Me apronto para que el espíritu de los paseos del 2010 sean como el de este último paseo y que el talento y el humor de los blogueros no falle nunca.
ResponderBorrarNos encontraremos con un gran abrazo el próximo año. Este fin de semana me voy al campo.
Consuelo