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lunes, 14 de noviembre de 2016

Al Manquehue en día de bruma

Llegué al punto de encuentro (Eugenio) y estaba Gabriel en su auto, al poco rato llegaron Anne Marie con Francisco Toyos, luego Pancho y finalmente Dirk, que hacía tiempo no participaba.
Gratos saludos y conversa previa, pero pasaban los minutos, Gabriel propuso alternativas y se impuso ir al Manquehue, Pancho había propuesto repetir la ruta por cerca de los tubos que hicimos hace un par de semanas, pero tuvo que agachar el moño.

un día de bruma
Partimos cada uno en su auto y nos estacionamos donde siempre, habían muy pocos autos, nos llamó la atención ya que a esa hora, 9:10 suele haber mas.
La primera parte, que es camino de autos, es medio fome aunque uno vá entrando en calor y viene la habitual desabrigada.

subiendo; Eugenio adelante; atrás Pancho y Dirk
La conversa en parejas avanzaba junto con la subida.
Al llegar al final del sendero que avanza hacia el norte, Francisco Toyos sugirió mostrarnos unas cavernas que había descubierto hace algunas semanas subiendo desde el cerro El Carbón. Gabriel se había disparado hacia adelante así que al ver que nos desviamos prefirió no devolverse y siguió subiendo mas lento.

la Anne Marie y Dirk en animada conversa
Con Toyos a la cabeza llegamos por el faldeo nor poniente a unas formaciones de rocas bien curiosas, una de ellas, sin ser una cueva, conformaba una planicie cubierta por una roca de gran tamaño. Se notaba que ese lugar había sido utilizado mucho para acampar, la roca estaba completamente tiznada con el hollín de las fogatas y, como lamentablemente suele suceder en nuestro país, el entorno estaba lleno de basura que dejan los que acampan.
Vistas las rocas retomamos la subida.

visitando las cuevas
Gabriel nos cateaba de lejos y nos hacía señas.
En la subida nos separamos de nuevo, yo me fuí detrás de Gabriel y quedaron mas atrás Pancho, Dirk, Anne Marie y Francisco.
En la cumbre había mas gente, conversando a voz en cuello, algunos grupos de niños chicos revolviéndola, así que nos fuimos a hacer el descanso y compartir los comestibles mirando hacia el sur poniente.

Pancho, Francisco, Eugenio y Dirk
Se veía por todos lados el humo de los incendios que han rodeado Santiago los últimos días, se olía también levemente el humo.
Nuestra posición nos permitía ver la cancha de golf del Club de Polo y casi todo Santa María de Manquehue con sus casas, jardines y ahora algunos edificios.
Las mandarinas de Pancho muy buenas y los frutos secos sobreabundaron.

Pancho. Anne Marie, Eugenio y Dirk
La bajada la emprendimos Gabriel y yo mas rápido que el resto y le dimos a la conversa.
En parte, el tema anduvo por el lado de las relaciones familiares y los ritos de juntarse a almorzar los fines de semana, que en el caso de Gabriel sigue vigente gracias al entusiasmo de su mamá y que el tiempo probablemente hará que se traslade a las ramas cuando el tronco ya no esté.
En mi caso, mi padre también mantiene invitación permanente los días domingo a la hora de almuerzo, como yo voy al cerro, no participo y mis hijos tampoco, salvo situaciones excepcionales, entonces me preocupo de almorzar con él en la semana, para mí resulta mas agradable y podemos conversar tranquilos ya que en los tumultos dominicales normalmente no hay espacio para eso.

vista interior de la cueva
Llegamos muy anticipados abajo así que despedida y para la casa.
Como siempre, una rica caminata en compañía de buenos amigos nos deja energizados para la semana.

(texto escrito por Eugenio Lagos)

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