Cumbres nevadas y amplia gama de colores en el cielo: blancas y grises nubes dejaban la pasada a brillantes rayos del sol que anunciaban como trompetas la llegada de un nuevo dia domingo. Observando este escenario desde la ventana de mi dormitorio, mis dudas se esfumaron automáticamente saltando de la cama para partir a encontrarme con los amigos subecerros: destino que ya se había acordado "Los llanos de Javier".
Varios de nuestros amigos(as), quedaron enredados en programas y panoramas que dado los auspicios que pronósticaban mal del tiempo, les hicieron pensar anticipadamente que nuestro domingo de cerros se suspendería. Eso es lo incierto y cautivante de las montañas y de la naturaleza toda. No responde a orden ni estructura alguna que queramos darle nosotros las personas.
El principio de incertidumbre que rodea todo fenómeno natural, queda grabado en nuestra retina al comprobar el pésimo estado en que quedaron algunos pobladores que viven a los pies de los cerros camino a "los llanos". En segundos, el agua se había llevado dos casas completas, y... allí estaban, desde temprano los afectados y sus solidarios vecinos, con nuevos materiales y algunas herramientas, trabajando en la reconstrucción de nuevas mediaguas, casa básica que sobre suelos y cauces de rios o canales, ni media ni entera soporta un aluvión.
Algo parecido me sucede cuando parto de madrugada a recorrer estos bellos paisajes, salgo a buscar y a gozar de lo nuevo, entro en diálogo con la belleza de estos escenarios impredecibles y misteriosos, que conllevan a conversaciones internas con el ser propio que está dentro provocando profundos estados de paz. El reencuentro con los otros caminantes en sintonía en este ejercicio de comunión con la naturaleza, vuelve la conversación sincera al plano comunicativo más puro y amoroso. Pasamos de alguna manera a formar parte de este tejido armónico y transparente de espacio transitorio de vida intensa.
Mucho barro al comienzo, el color café del suelo de greda en pocos minutos de caminata se transforma en café con leche...el blanco de la nieve caída se toma paulatinamente el protagonismo de cada centímetro de paisaje, también se apodera de pisadas sonoras y crujientes que se deslizan junto a las gotas que caen como lluvia en algunos tramos boscosos del camino.
Buenas noticias nos trae la Marisol y sus terapias de sanación conocidas como "constelaciones familiares" que ella, junto a un equipo de profesionales desarrolla desde hace algún tiempo con excelentes resultados para todas las persona alivianándonos la mochila que traemos de nuestros antepasados. Emocionantes resultan también los relatos de Mabel que cuenta con entusiasmo anécdotas del último gran evento familiar participándonos de la alegría y los momentos de felicidad que el matrimonio de su hija le produce.
La Consuelo se hace presente en forma virtual gracias a las llamadas telefónicas que en reiteradas oportunidades nos hace detener el paso para responder sus llamadas. Ella se siente molesta por no estar de carne y hueso pisando con nosotros este blanco sendero...pero siempre vienen otros domingos de consuelo.
Sin parar por el frío y ante un escenario amenazante de nubarrones, emprendemos la bajada sin naranjas ni duraznos. Ágilmente gracias a la nieve, en poco tiempo alcanzamos el piso barroso y acuoso de los comienzos. Nos sorprende a medio camino la caída de finísimos y delicados copitos de nieve. Paisaje nevado silencioso aparentemente, un centener de sonidos se escuchan al detener el movimiento.
Sin duda que la incertidumbre nos asegura sólo nuevas experiencias:!!Maravilloso y sorprendente el encuentro de hoy!!
Rebeca, te escabulliste muy rápidamente de la cumbre, pues la Mabel abrió su mochila y sacó sendos potes de fruta cocida al jugo, para rechupetearse los bigotes. Sorry.
ResponderBorrarGran reporte el tuyo. Buena selección de fotos. Saludos.
Ay Rebeca, con ese relato y las fotos, más todavía me lamento de no haber podido subir con ustedes.
ResponderBorrarConsuelo
...que bonita y refrescante caminata, tan cerca de casa y con una vista maravillosa de los pies cordilleranos, cubiertos con este espectacular manto de nieve radiante a los rayos del sol que nos acompañaron a ratos...
ResponderBorrarRebeca, ¡qué lindo escribes!, si de leer el reporte, me morí de ganas de acompañarles!....algún día será.
ResponderBorrarcariños
Juan Pablo