Día 24 de diciembre. Algunos ya habían tenido festejos pascueros.
A las Varas, por supuesto, digo. Francisco propone una alternativa ... Las Varas.
Para allá partimos, todos en el auto de Francisco Toyos.
Pancho sugiere irnos hacia la derecha, hasta el portón cerrado y de ahí nos encaramamos, hasta esa casa en la punta del cerro.
Tomamos luego las rutas más hacia el sur, para llegar justo al tranque, en la cima antes de mirar Santiago.
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Francisco, Anne Marie y Pamcho |
Caminar por la orilla de la canaleta, que traía harta agua, en estas fechas, es un deleite. Aparte había una brisa fresca, exquisita. Por eso, de calor abrazador, ni hablar.
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la Soledad haciendo equilibrios |
Las vistas, los pájaros, que esta vez nos atraparon la atención varias veces, con una Soledad que al parecer sabe más de lo que habitualmente da a conocer.
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Francisco el equilibrista |
Después nos cruzamos con un tipo de a caballo, con tres perros de raza perdigueros. Flojos los perros, se quejó, no detectan ningún conejo. Se bajó del caballo, para la cruzada con nosotros. No toquen el caballo, que es nervioso.
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Anne Marie y su turno de equilibrios |
Aguas, naranjas de Pancho y frutos secos de varios. Y la conversa.
No podíamos estar en ningún lugar mejor que ahí mismo.
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Pancho .. se cayó para el lado; las cámaras lo ponen nervioso |
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bajando |
Seguimos caminando.
Abajo, pagamos, nos subimos al auto, caldeaditos, cansados y nos fuimos.
Contentos de haber cumplido con nuestro rito dominguero de ejercicio, naturaleza y grupo de amigos.